lunes, 6 de marzo de 2017

LAS ORACIONES Y SU CLASIFICACIÓN

LAS ORACIONES

La oración es la unidad menor de significación que tiene un sentido completo. El elemento principal de la oración es el verbo. Sin el verbo, no puede haber oración, y puede haber oración con sólo enunciar un verbo. La oración acaba en pausa o en punto, es decir, tiene una entonación cerrada.
La oración se compone de un sujeto y un predicado.

a. Clasificación
Podemos clasificar las oraciones según su estructura en simple y compuestas.
Las oraciones simples son las que sólo tienen un verbo en forma personal, y por lo tanto, un sujeto y un predicado.
Las oraciones compuestas tienen más de un verbo en forma personal, y por lo tanto, tiene tantos predicados como verbos presentan.
Ejemplo:
María canta y José baila .


b. Oraciones coordinadas
Una oración compuesta por coordinación es la unión de dos proposiciones mediante una conjunción coordinante. Estas dos proposiciones, aunque queden unidas, son sintácticamente independientes. Esto es: dos o más proposiciones unidas por un enlace, pero que si las descomponemos, mantienen un sentido completo.
Ejemplo:
Los futbolistas juegan y los obreros trabajan.

El tipo de oraciones compuestas por coordinación vendrá dado por la conjunción coordinante que realice el enlace.
Copulativas (y, e, ni): Las proposiciones suman sus significados.
Juan canta y Gloria escribe
Disyuntivas(o, u) : Las proposiciones presentan dos opciones que se excluyen.
O dejas al niño o le das de comer.
Adversativas (pero, mas, sin embargo, a pesar, aunque) : La segunda proposición corrige a la primera.
Es un libro corto, pero es muy interesante.
Distributivas (ya...ya, bien... bien): Las dos proposiciones entran en alternancia.
Esa tarde ya salía el sol, ya se escondía
Explicativas (es decir, esto es): La primera proposición es aclarada por la segunda.
Los hombres somos omnívoros, es decir, comemos de todo.

c. Oraciones subordinadas
Son dos o más proposiciones que se unen mediante un enlace subordinante. Una proposición (la subordinada) queda sintácticamente dependiente de la otra (la principal).
Ejemplo:
Te digo que vengas.

Adjetivas
Se comportan como un adjetivo y realizan la misma función que éste, es decir, de complemento del nombre.
Juan tenía un perro que era amarillo.

Sustantivas
Se comportan como un sustantivo y hacen las funciones propias de éste.
El que tenía un perro amarillo era mi amigo

- DE SUJETO
La proposición subordinada hace la función de sujeto del verbo principal.
El que tiró las llaves bailaba muy bien.

- DE COMPLEMENTO DIRECTO
La proposición subordinada hace la función de C.D.
Sus amigos comentaron que vendría.

- DE COMPLEMENTO INDIRECTO
La proposición subordinada hace la función de complemento indirecto.
Juan regaló un perro a quien todos sabemos.

Adverbiales
Se comportan como un adverbio, y en consecuencia, realizan la función de complemento circunstancial.
Ejemplo:
Mis amigos se fueron cuando empezó a llover.

- TIEMPO
Indican una circunstancia temporal. Van introducidas por conjunciones o locuciones conjuntivas que dan una noción de tiempo anterior, posterior o simultáneo respecto de la proposición principal
Mis amigos se fueron cuando empezó a llover.
- LUGAR
Van introducidas por la conjunción donde, que puede ir prededida de preposiciones por donde, de donde, a donde, etc. Toda la proposición puede sustituirse por un adverbio de lugar, allí, allá, aquí, etc...
Escóndete en donde no te vea.
- MODO
Expresan el modo o manera en que se realiza la acción del verbo principal.
Contesté como tú me dijiste.
- CAUSALES
La proposición subordinada manifiesta una causa que se desprende de la proposición principal.
Ganó la carrera porque se preparó bien.
- CONDICIONALES
La proposición subordinada expresa una condición del verbo principal.
Iré si me pagas bien.
- FINALES
La proposición subordinada indica la intencionalidad con que se produce la acción del verbo principal
Le contó una mentira para que le dejase entrar.


d. Oraciones yuxtapuestas
Las proposiciones yuxtapuestas son aquellas que se unen sin ningún nexo. Van una al lado de otra. Es decir, son oraciones compuestas (coordinadas o subordinadas) que no llevan ningún enlace de unión.
Ejemplo:
Abro la puerta, me encuentro a tu madre.


jueves, 2 de marzo de 2017

LOS MISTERIOS DE FRIDA KAHLO

INDICACIONES: Lee con atención el siguiente artículo; posteriormente ingresa a plataforma para realizar la actividad que ahí se indica.

Frida Kahlo era una persona irónica y maliciosa, así que le hubiera resultado curioso que –al menos en opinión de este escritor– su mejor obra fuera su obra menos típica en apariencia. Kahlo es conocida, sin duda, por sus numerosos autorretratos inclementes, imágenes en las que nos puede confrontar con lágrimas en sus mejillas o puede exhibirse a sí misma como una enferma postrada o una víctima. En dichos autorretratos aparece de frente una mujer que, con su distintiva e inolvidable ceja única, oscura, continua y con su clara sombra de bigote, a menudo portando ropas o acompañada de detalles que evocan a México, exuda una furia que se quema lentamente –una tensión expresionista que, hasta décadas recientes, rara vez era posible encontrar en la obra de mujeres artistas.

El suicidio de Dorothy Hale, en cambio –una pintura que data de 1939 y que muestra exactamente lo que dice: una mujer quitándose la vida–, está ambientada en la ciudad de Nueva York y tiene como protagonista a una mujer vestida formal y elegantemente que no se parece ni de lejos a cualquier otra figura en la obra de esta pintora. En la retrospectiva itinerante de Kahlo,* a propósito del centenario de su nacimiento en 1907 (murió en 1954), ningún otro cuadro tiene el grado de experimentación, la luminosidad o la claridad gráfica de esta pintura. Dorothy Hale era una figura pública y se podría decir que una amiga de Kahlo; había perdido a su esposo y había quedado psicológicamente a la deriva y financieramente en quiebra. Hale se suicidó saltando desde su apartamento en el edificio Hampshire House, en Central Park South, y Kahlo pintó un cuadro sobre el incidente que es tan incisivo e ingenioso como mordaz e inquietante.

En cuanto a su contenido psicológico, El suicidio de Dorothy Hale no es muy diferente de las pinturas más conocidas de Kahlo que versan sobre ella misma. Al igual que estas, El suicidio de Dorothy Hale exige que pongamos atención a una persona que pasa (o acaba de pasar) por un estado de dolor físico y de crisis. Sin embargo, hay algo de audacia puramente pictórica en esta obra: una idea de la pintura como un lenguaje que Kahlo reinventa para satisfacer sus propias necesidades, una idea generalmente ausente en su arte.

Lo irónico de la situación es que la necesidad artística de Kahlo era inusualmente personal. La mayor parte de sus cuadros versa sobre sus experiencias o fueron comisiones de, o concebidos como regalos para, personas específicas. Su creciente importancia en el último cuarto del siglo XX, cuando pasó de ser una artista que interesaba sobre todo a sus compatriotas a ser la “artista femenina más famosa de la historia”, como se le describe en el catálogo de su exposición de 2005 en el Tate Modern –la primera retrospectiva que dicho museo ha dedicado a un artista latinoamericano–, se debe a la abrumadora naturaleza de su biografía y a la manera en que al parecer hacía de su arte y de su vida, con sus ciclos de crisis físicas y su manera decididamente individual de lidiar con ellas, algo inseparable.

De cara a los golpes literalmente fulminantes, crear era una forma de decirse a sí misma y al mundo: “Aún estoy aquí.” A la edad de seis años Kahlo ya había recibido malas noticias, cuando fue aquejada por la polio, que le dejó atrofiada la pierna derecha. Pero la catástrofe principal sobrevino en 1925, cuando tenía dieciocho años e iba, acompañada de su novio, en un autobús en la ciudad de México. Un tranvía chocó contra el autobús, y los daños se tradujeron en lesiones en su columna vertebral y su pierna derecha, que nunca sanó, aunque en un inicio tuvo muchos años de una relativa libertad de movimiento. Con el tiempo, Kahlo soportaría más de treinta operaciones quirúrgicas en México y Estados Unidos; se sometería a largos periodos de tratamientos de tracción; se volvería adicta a los analgésicos y el alcohol; vestiría grandes corsés de yeso; y más tarde perdería la pierna derecha de la rodilla hacia abajo. Quizás el efecto más devastador del choque fue que le quitó la posibilidad de tener hijos; los primeros años de su matrimonio estuvieron horriblemente marcados por sus abortos.

No obstante, el particular espíritu de Kahlo, la persona, y en menor medida de su arte, provino de la vivacidad con la que resistió su destino. Hija de madre mexicana y de padre alemán –un inmigrante que llegó a México y se hizo fotógrafo para sostener a su familia–, Kahlo era un manojo de contradicciones, como mencionan en algún punto todos los escritores que se dedican a ella; y supo atajar esas contradicciones con dramatismo, comenzando por su apariencia. Si su rostro tenía inquietantes trazos de masculinidad, su cabello complicadamente trenzado, a menudo engalanado con listones, así como sus faldas hasta el tobillo y sus chales, basados en el estilo de vestir tradicional de las mujeres tehuanas, eran femeninos de manera casi militante.

Según la leyenda, las mujeres tehuanas eran las verdaderas figuras de autoridad en su sociedad, y el que Kahlo portara tales atuendos era una demostración de fuerza y voluntad. Al mostrarse así en México Kahlo anunciaba su identificación izquierdista con las clases bajas (de hecho, por momentos fue una ardiente comunista), aunque esas mismas ropas, cuando estaba en el extranjero, podían significar simplemente un lío o una vergüenza. (En Nueva York los niños corrían tras ella en la calle y le preguntaban dónde estaba el circo.) Sin embargo, en un principio Kahlo decidió usar faldas largas para ocultar su pierna atrofiada, además de que su relación servil y a menudo tormentosa con su esposo Diego Rivera contradecía su uso de prendas que simbolizaban a las mujeres con poder.

El amor de Rivera era incuestionable, lo mismo que su admiración por la pintura de Kahlo. Sin embargo, su negativa a ser monógamo era aplastante. (Su punto más bajo fue el romance que sostuvo con la hermana menor de Frida, Cristina, alrededor de 1934, y que ocasionó una de las disputas más grandes del matrimonio.) 

Para la mayoría de sus admiradores, sin embargo, describir dónde se sitúa Kahlo, la artista, en relación con sus contemporáneos, para no hablar de la crítica a las cualidades formales de sus pinturas o de los defectos, está fuera de lugar. 

Es cierto que existían buenas razones para que, al tornarse Kahlo muy conocida más allá de su lugar de origen en los años setenta, a mucha gente le pareciera una artista de distinto orden. Una de esas razones era sin duda el feminismo. En una época en que las mujeres pensaban y actuaban con intensidad militante sobre los roles que la sociedad les había asignado por largo tiempo, los cuadros de Kahlo, fundados en un recuento estoico, impávido, de la batalla de una mujer contra el dolor físico (y, por ende, contra el dolor psíquico), tenían el efecto de un tesoro recién desenterrado. Era como si ningún artista antes que ella hubiera sido tan franco sobre el cuerpo de una mujer, o sobre las experiencias específicamente femeninas.

Lo que uno se lleva del arte de Kahlo, empero, es una experiencia menos amplia o exaltada. Kahlo encontró una manera de mostrar una cierta pasión, a la vez acusatoria, valiente, furiosa, un poco adolescente y, como dice Fuentes, divertida. Kahlo le hace una seña obscena al mundo, ya sea en El suicido de Dorothy Hale, donde lo hace con una complejidad maestra, o en su arte folclórico, como en los autorretratos de los años treinta, donde puede ser cruda o encantadora, o incluso en sus autorretratos menos briosos de la siguiente década, cuando la enfermedad la consumía. La suya, en cualquier caso, era una pasión que nunca se perdió del todo, tal como se percibe en las últimas palabras de su diario, cuando escribió: “Espero que la salida sea alegre, y espero no volver jamás.” ~

NOTA: La actividad estará abierta en plataforma a partir del sábado a las 8:00 a.m hasta el domingo a las 12:00 p.m.